Oda | |
Fabián Casas | |
Colección:Poesía y ficción latinoamericana |
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Una Poesía del Futuro | |
Conversaciones con Juan L. Ortiz | |
Colección:Campo Real |
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Oda | |
Fabián Casas | |
Colección:Poesía y ficción latinoamericana |
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Una Poesía del Futuro | |
Conversaciones con Juan L. Ortiz | |
Colección:Campo Real |
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Editorial Gog y Magog
las primeras gotas de una lluvia vuelven cualquier escena delicadísima la ventana abierta acostados en la cama el cuerpo el pelo se les moja un límite líquido. tiempo igual al tiempo del agua en las manos. lo desnudo no habrá otro reino nunca. fracción indecible del sueño donde los cuerpos se tocan. agua donde se tocan y apagan o encienden no hay piedad. los cuerpos buscan transparencia: tiempo sin idioma sólo el peso cardíaco ALLES DING, Laura EstrinMe hace feliz una pulsera que cuelga sin irse del brazo, que está, que puede estar para siempre ahí. Y también los anillos que hacen los gestos de las manos mientras se espera uno de colores. Coralina rojo, hoy me acompaña. *** A la mañana ritos de iniciación. Gris gris gris tormenta. Casa calma quieta. Un anillo festivo, plata y esmaltes para todos los días. *** ¿Qué vale y qué no? en la mano para siempre. Color y altura de vestido, para vestir siempre. Como las gitanas de colores en las piernas, iguales los moños de la cabeza, el pañuelo y la pollera. ANDINISTA, Bárbara BellocManifiesto Caminos, caminos y caminos. De polvo, polvo rojo, ceniciento, polvo de estrellas; de grava; de pedruscos; de tierra negra. Senderos en el pasto, en las selvas y en los bosques. Caminos descubiertos al andar sin rumbo. Rutas pavimentadas, cortadas y en construcción; carreteras y sistemas de puentes. Puentes levadizos. Túneles. Cavernas abiertas en ambas caras de la montaña como los tránsitos de un topo. Lechos de ríos corrientes y secos. A campo traviesa. En la pampa. En las cascadas. A cielo llano, rival y espejo. Al azote de una tormenta. Por el cañón, de noche. En suelo antediluviano. Entre las plantaciones de maíz y de bananos. Por los bambúes, a machetazos. Tras la huellas de los zorros en la nieve. Sobre el hielo. Sobre las hojas crujientes de oro. Cuesta arriba. En basurales y desarmaderos de autos. En la huerta que fue mía. Entre mi casa y la tuya, la suya y las de otros. De la cocina a la cama. Por las calles y sus continuaciones. En terrenos expropiados y baldíos. Hasta el puesto, la tranquera, la terminal y el aeropuerto. Hasta caer rendida de cansancio. Por la ruta del café, la ruta arqueológica, la ruta criolla y la de los fundadores y sus monumentos. Por la línea de la costa. En la pasarela sobre el estero. En el monte cerrado de espinos y cactus. En la selva altísima, con magnolias y cocos e hibiscus suspendidos en el aire para alegría de los monos. Al pie de las lianas. Arriba de las nubes. En barranca. Entre estuarios. Entre raíces. Siguiendo la manada de alces. Por el imperio del Inca, en línea recta. De isla a isla. Trazados, o a tientas, en el desierto. En playas de arena blanca, tibia y suave; de arena gruesa y fría, conchillas, parvas de caracoles. En una playa de arena negra. En mesas de piedra pómez. Entre multitudes y concentraciones. Marchando en protesta. En gruesos macizos. Pisando sal. A nado, en deltas. En busca de donde podrían desovar los salmones. Con ayuda de las manos. Sola, en pareja. Con amigos, con extraños. Sobre el vacío, por caminos colgantes de soga. Sobre lenguas heladas de lava. Al lado de las vías del tren. Antes de ir a dormir. Después del huracán, con tres secciones de árboles volteados enteros en la ruta, una mata verde y compacta hasta las rodillas, un laberinto fragante a andar con los ojos cerrados antes del amanecer. En ayunas. Comida. Por las placas de piedra donde anidan las águilas. Por los pirizales y las sabanas. Subterráneos. Arcillosos. De cornisa. Tupidos de bromelias. Contracorriente. Contra remolinos de arena. En los mares. En la bahía. Al sol que abrasa y la brisa, aire de la luna. Leche de la luna. CAMINO DE VACAS, José VillaRío En el atardecer, el agua casi helada, blanca, turbia la corriente de brillos planos cada vez más rápida, los peces que no podemos atrapar ni ver cerca de la orilla donde nos lavamos los pies del limo y la arena; allí está la figura, alzo la mirada, oscura, sobre la soledad del agua, la estructura derruida del puente; los últimos autos empiezan a salir de la playa que de a poco va tornándose más encendida y desierta, que va envolviéndonos con sus olas blandas, de hielo; los peces se nos escurren en lo turbio de la arena; empezamos a salir a darle la espalda el río, las sombras quedan como un gran abatimiento, los peces en el agua petrificados en él COMO UN ZUMBIDO, Damián RíosLas colillas consumidas La verdad rebota en el patio de un pe hache prestado: un haz rectangular, amarillo, encuadra plantas verdes y tierra húmeda en macetas oscuras, diciembre veinticinco, tres de la tarde: ella prepara el té, corta el zumbido de la heladera con ruidos amables, claros: loza y loza o el agua hervida que ahora completa humeando una taza y un aroma empieza a trepar en el vapor, mezclándose, a ver si comprendemos. DONDE ESTÁ MI PATRIA, PasoliniTraducción de Vanna Andreini Me soñé siendo rico Yo estaba adentro en el mar en las vísceras de vidrio. Mar-madre, yo nadaba hacia el techo de sol. Mi corazón era perfume de roble pez divino. Yo nadaba en el linno fresco de sol. El peso del mundo era una almohada luminosa de perlas de agua y cantos rodados. Cantos rodados del mar! Peces de carne devenida oro! Sombra luminosa de los barcos! Mi sono sognato di essere rico ero dentro nel mare nelle viscere di vetro. Mare-Madre, nuotavo verso il tetto di sole. Il mio cuore era profumo di rovere pesce divino. Nuotavo nel lino fresco di sole. Il peso del mondo era un cuscino lucente di perle d´acqua e ghiaia. Ghiaia del mare! Pesci di carne divenuta oro! Ombra lucente delle barche! EL FIN COMENZARÁ POR LOS SUBURBIOS, Peter SemolicSofá "decir fidelidad nos abre al fin los ojos" Zbigniew Herbert, Sillita Después de mucho tiempo duermo en la cama de mi juventud. En realidad no es una cama, sino un sofá. Emparchado, hundido en el medio, con resortes que chillan largo. Pocos yacerían sobre él sin miedo. En cambio yo lo quiero como a un juguete roto. Durante quince años suspiramos juntos. Èl por mi peso, yo por el aumento de la temperatura, las malas notas, un amor desgraciado. Él fue mi caballo alado, mi Argo, mi isla solitaria. En todo momento un compañero excelente. Después dejé mi hogar, a mis padres y mi juventud. Llegaron otras camas, camas de una noche en hoteles baratos, camas con olor a leche de los cuartos de las chicas, la dura litera militar. Llegó el colchón que llevó como un eterno viajero por el mundo. Pero ninguno de esos lechos tiene nombre. El nombre está reservado sólo para él. Por eso lo llamo de noche. Y él me responde con un quejido fiel y callado. Que levemente encrespa la superficie de la noche. Fuzine, 30 de julio de 1998 EL IMÁN DEL POETA, Simon GregorcicEl pastor alegre El bastón curvado en las manos, en la cinta del sombrero, un ramo de flores, como rey por la alta planina voy, detrás del rebaño de ovejas. Porque acá en la altura soleada solo soy mi señor, vivo de acuerdo a mi sano juicio, no me importa el que dirán. No estoy en el camino de nadie, y nadie está en mi camino; quién puede enturbiar mi alegría pura en este lugar, quién puede molestar mi vida tranquila? Nunca se nubla mi frente, nunca se oscurecen mis ojos, y canto y grito el sapucai alegre, para que resuene de montaña a montaña. Que otros vayan por el mundo en busca de fama, fortuna; yo quiero vivir en la montaña, acá la felicidad, acá la paz está en casa. Voy a cantar para el rebaño manso mis canciones dulces, a los del valle les voy a mostrar con fuerza, lo que llena mi corazón feliz. No, el bastón de pastor de ovejas no lo cambio por el cetro de rey, y prefiero, a la corona imperial, las flores que llevo en la cabeza! EL MALDONADO, Miguel Angel PetreccaEl fin del mundo El más viejo del mundo será probablemente también el último oficio en desaparecer: escritores, pintores, etc, habrán desaparecido hace rato para ese momento: nuevos oficios habrán surgido en el medio para desaparecer ellos también, sin chance, tarde o temprano, y algunos antiguos tendrán de yapa antes de extinguirse tal vez un ultimo auge; carpinteros y albañiles, plomeros, electricistas y otras yerbas de la construcción durarán mucho más que la mayoría sin duda, para apuntalar las viejas ciudades en decadencia o para fundar nuevas lejos del cambalache; pero a la larga se habrán vuelto obsoletos también ellos: la construcción: obsoleta, los porteros obviamente obsoletos arrastrados en esa misma vorágine y junto con ellos los soderos y jardineros, los ascensoristas y empleadas domésticas, al igual que biólogos y botánicos empeñados en bautizar y catalogar las nuevas especies; sobre el yuyo que en seguida reemplaza el asfalto o crece en los escombros las putas seguirán hasta el final ejerciendo el suyo, y se me cuentan con los dedos de la mano los otros oficios que todavía valdrán algo: cada día desaparecerá uno distinto como en una rápida cuenta regresiva; puesto que el futuro viaja desde el centro hacia afuera todavía seguirán pululando un tiempo en los suburbios, sin descendencia, sus últimos representantes, igual que la luz de las estrellas muertas hace rato, convencido cada uno de ellos, sin embargo, que los herederos de sus herederos han de estar, junto a las cucarachas, el último día repitiendo de memoria el decálogo del oficio. ESCRITOS A LA LUZ DE LAS COSAS QUE NO SE VEN, Nicolás Alberteaquí siempre se nubla, siempre como si fuera a llover ,el cielo se pone de un gris muy negro y entonces no nos movemos de adentro,lo oscuro pervierte la habitación delineando lo que se dice sin pensar un mortuorio rito de desenterrar lo nuestro en el camino del medio entre la cama y el cementerio. aparecen las cosas que nos dan a luz y no se ven todos los objetos que no se dicen así pero son, están ahí cuando se nubla siempre estarán me refiero a esto La lengua de las humaredas Calendario de un mes de verano. De ahora en adelante las hojas sueltas circulan libremente, se estremecen en los faldones de la capa de noche doblada sobre el sueño. Durante el día también se reflejan algunas manchas en las ventanas bien abiertas sobre el hilo tenso entre las horas opacas. Calendario de un mes. Virtud de un suelo olvidado, de una tierra ajándose de vida. Reveo con rabia, con alegría secreta, este camino que se hunde, retoma la pendiente ruda, emerge. Suavidades multiplicadas. Zorro, pradera musgosa, pueblo escondido bajo la roca, temblores de tierras hasta la vigía. Aún más allá... Calendario infinito. Las pocas palabras recogidas ya tiritan bajo la mano del viento; el lenguaje marginal. Calendario de la Mirada, así se abre el mundo respetado. ¡Arma blanca! ¡La entalladura minúscula en el bosque! Un poco de savia, la aguja fina de la mano inocente que remienda los trapos del tiempo para adentrarse con bravura en el frío. La Langue des fumées Calendrier d’un mois d’été. Les feuillets détachés désormais circulent librement, frémissent dans les pans du manteau de nuit redoublé sur le sommeil. Le jour aussi quelques taches miroitent aux fenêtres béantes sur le fil tendu entre les heures opaques. Calendrier d’un mois. Vertu d’un sol oublié, d’une terre craquante de vie. Je revois avec rage, avec joie secrète, ce chemin qui s’enfonce, remonte la pente rude, émerge. Douceurs multipliées. Renard, verger moussu, village dérobé sous le roc, tremblements de terres, jusqu’à la vigie. Au-delà encore… Calendrier infini. Les quelques mots rassemblés frissonnent déjà sous la main du vent; le langage d’à côté. Calendrier du Regard, ainsi s’ouvre le monde respecté. Arme blanche ! L’entaille minuscule dans la forêt ! Un peu de sève, l’aiguille fine à la main innocente qui ravaude les hardes du temps pour s’avancer bravement vers le froid. LA TIERRA DESOLADA, Alojzij GradnikSol de otoño Sol, sol, ¿por qué arden tan potentes tus cintas doradas en los días silenciosos? Los campos cansados, los bosques están cansados, ya no sienten las manos amantes. Pero el que ahora los ama y los abraza, les saca la última fuerza y la última sangre, para que una muerte prematura los alcance. Sol, sol dorado en lo alto del cielo sigue brillando, brilla, no le importa nada, como fuego de un poderoso incendio cada vez más fuerte en el campo flamea. Como un hombre, que loco, sin consideración a la mujer, que agoniza pálida en sus manos, aún con más fuerza se le prende a la boca. LIBRO CHINO, María Cecilia PernaPero volvamos los ojos al Dragón panza de fuego amarillo rojo fuerte en los pequeños pies de la doncella. * Y tratemos aún de imaginar el sable del guerrero que no mata, sabiamente nada más mide sus fuerzas respecto del Guardián. * Porque si ella se dignara a reconocer sin miedo la protección caliente y dulce del Guardián de aquella puerta tomaría todo el fuego sagrado de su boca adentro en el centro de su cuerpo lo retendría apenas con la punta de la lengua pegada al paladar. MINGUS O MUERTE, Rodolfo EdwardsDios Alikal oh Alikal dios de sal antimuerte vacuna diaria de los descarriados como una madre antigua su infinita prole cuentas las botellas vacías los caídos los imbéciles de siempre buscas en los rencores en los senos de Pupé en la bisectriz rancia que pare la luna en sus lentas retiradas soy un cachorro político por treinta dineros vendí mi corazón falange de ángeles en el infierno hepático/biliar/apátrida hay una cosa llamada gracia y tú la tienes oh redentor resucitador perdona vidas llenas mi galera de símbolos y acometo la hermenéutica con un puñal de utilería un informe psiquiátrico y un dado de plastilina oh todo poderoso Alikal dios en polvo y marimba aplaca esta maldita ansiedad que el sueño empaña alarde osadía conjetura de los santos demonios modos de vivir modus operandi en la noche cruel y estúpida y genial todo mezcladito en ese guiso en el río revuelto sin ganancia seremos un tibio recuerdo en la filigrana del mantel donde se posa una mosca curiosa y asesina almas vibrantes en la retórica del vasito dios Alikal intercede entre nuestro borracho corazón y la querida Providencia cuando el cielo está derrumbándose danos paz y sosiego en el bajón en la resaca en las arenas del tobogán amen MUÑEQUITAS RUSAS, Julia Sarachu(novela) 1. La llegada. El barco había partido a las 20 hs del día 26 de julio del 2005 de Barcelona. Todos los pasajeros eran muy jóvenes, y viajaban en grupos, o al menos se agrupaban, conversaban porque con sólo mirarse se reconocían en una experiencia común: trabajar en la temporada de Ibiza. Llevaban ropas cómodas estilo hippie, bolsas de dormir, mate y hasta almohadas; ésa era la forma más barata de llegar hasta la isla, por 35 euros nos llevaba hacinados, pesado y lento a través de la noche sin luna del Mediterráneo. Yo no iba bien preparada. Casi por casualidad me encontraba en esa situación, y desconocía por completo los códigos. Mis jeans eran demasiado duros para soportar 13 horas de viaje contorsionada en una butaca inflexible. La campera no abrigaba lo suficiente. Adentro, el aire acondicionado sin control cortaba la circulación de la sangre de las extremidades; afuera, el viento frío del mar cuarteaba la piel. No pude dormir ni descansar. Cuando llegamos a las 9, la detención del movimiento, la suspensión del viento y el calor tibio del sol me reconfortaron un poco. Sin embargo caminaba como un zombi arrastrando la valija medio sin rumbo hipnotizada en el tumulto, seguí a la multitud... POEMAS DE SUPERFICIE, Guillermo NeoLa casa del girasol Los girasoles crecen frente a la casa. Pegado al alero, floreció el girasol más grande de todos: tendrá metro y medio de alto y su flor es del tamaño de un plato playo amarillo. Ahora, mi casa no es una casa cualquiera Ahora, mi casa es la casa del girasol. Mi vecina O. dice que germinaron De las semillas que les da de comer a los loros. y ¿quién sabe? Tal vez sea así. Hoy no se ve el sol los girasoles se desploman hacia delante como haciendo una reverencia a un dios ausente. ROSARIO, Alejandro RubioLos mitristas Bajo el imperio de un pensamiento ejecutivo se irguió para los siglos esta alegoría de la patria que viniendo desde el cabarute decadente, aturdido y con cuatro copas de más, el escéptico mira sin entender. La América futura, ¿está opuesta o al lado de la indígena? La constitucional, ¿sostiene una espiga o una espada? Si no es que sostiene un libro de Beatriz Guido. Capital provisional de la república, la ciudad duerme amenazada; sus guardianes están de francachela y el liberal que se acerca desde el río sonríe con desprecio. Como un sábalo que se pesca por ocio y se desecha porque los frutos a conservar son otros, trofeos de altura y líneas monumentales pero no este mareo bípedo que dificultosamente sube los escalones con cuidado senil, el escéptico se siente ajeno, inútil, extranjero y criminal. El mitrista se ha detenido junto al cuenco que central contiene el homenaje a los caídos; baja la cabeza, parece meditar. El otro alienta la esperanza vana de que el efecto lo impresione como a cualquier argentino con sangre; pero las manos en los bolsillos, la mueca que en la sombra se adivina de los labios habituados a la lisonja y el sarcasmo lo disuaden rápido y solo con su vergüenza también, como las figuras que en un manual de historia gesticulan convulsas por un lapso, desea la toma, saqueo e incendio de la urbe fenicia que comparten. RUTA 2, Fernanda Nicolinino se camina por una ciudad nueva con el pecho amarrado como cuando se vuelve a la geografía negada por qué decís que hay que sacarse fotos con las nenas que lo piden como si fuera una estrella apenas reconocida por unos versos no soy yo esto es un museo espacial en una isla en frente de un morro paredes adornadas con nombres familiares: quién los lee afuera no hay turistas sólo un carro con bocadillos de los que se fríen demasiado en la guía recomiendan no comprar. la tarde se hace igual en todos lados al mar lo ves contra la línea que no te cansa porque entre los edificios ya no existe *** divido los inviernos en dos: el que nevó y los otros el agua siempe gris de mayo a octubre y las medias no cubren las piernas a la madrugada tengo que caminar hasta el colegio de la loma sin corbata la tuya negra a rayas como mafioso pensás y las teorías de la vida ascética en un papel se arrugan en el bolsillo del saco del mismo costado del que doblás el brazo para entrar acompañado a una fiesta. RUTA DE LA INVERSIÓN, Daniel DurandLuz y oscuridad Llego, entro, prendo la luz de la cocina y sorprendo a las hormigas coloradas puliendo los platos y cargando todos los restos de comida. No me molestan, pero mentalmente las advierto sobre la superpoblación: hasta ahora el ecosistema se mantiene. Sin embargo, si consigo trabajo, comeré más, vendrán amigos y mujeres, habrá más restos, ustedes crecerán y tendré que echar insecticida. Sólo esta pobreza puede mantenernos delicadamene unidos. SALA DE ESPERA, Vanina ColagiovanniProfusión de nadadores sobre las aguas del mundo brazos en alto a su turno se hunden en la dimensión sobrenatural de la espuma la conciencia deviene en otro movimiento bancos de arena se abren pidiendo silencio mientras los cuerpos cavan caminos en la sombra atlántica piernas musculosas nucas de gomaespuma entibian el aire se adormecen en una sacristía sin gravedad éxtasis infantil nadar o desdoblarme dividirme en miembros largos y pausas de líquido pesado aprendiendo sin saber todos los movimientos. SIRENAS EN LA CAMA, Vanna AndreiniVivo mi edad media no me llegan las informaciones del mundo sino por destellos reverberaciones instantáneas breves dolores en mis ojos luego nada come gli Umbri entre bosques sin mar soy oscura desconozco la civilización sospecho de los globalizados no miro el noticiero no me hace falta mediatizar el desconsuelo èl me narra los sucesos yo por los puentes de hidrógeno paso hasta la escuela las madres jóvenes son otro grupo. SOBRANTES, Alejandro RubioKurdistán Cansados de mirar a través de las ramas del paraíso la luna que seca y constante emitía su luz como la antena emite las ondas de Continental que en ese momento narraban al andurrial las noticias de la guerra contra los kurdos – nosotros, cortados por la misma tijera en papel crepé, muñequitos que la madre hace para que el niño aprenda, si es posible antes que el padre, el proceso en serie de la virilidad - , con el estómago lleno de humo y los dientes amarillos nos tomamos el 96 hasta Ciudadela. Nos sentamos en la estación a esperar el último tren que debía traer los cajones de uvas verdes para la loba, la zorra, ésa. Como era delgado y frío el aire que rodeaba los monoblocks a la distancia de un disparo de 22, imaginamos montañas donde moles marrones abultaban y sobre ellas guerreros con las mejores pieles, ésas que tienen las especies en extinción. Detrás de una columna un chancho fumaba y el escudo del uniforme se tocaba con los dedos de uñas comidas por mala costumbre y por vicio. Hasta que uno, el más sabio o el más tonto o uno que no se sabía si era o se hacía u otro, en fin, que se las daba de pillo aunque era nabo, pronunció las palabras mágicas y nos adentramos más hacia el este, hacia el río de león que si no llevaba un raviol llevaba un canelón. TANQUE AUSTRALIANO, Marcelo LeitesUn círculo de agua cristalina contenida por paredes de chapa circular y oxidada. El tanque australiano está en una loma escondido a los ojos del caminante por una higuera que lo rodea y lo protege. Ramas con jazmines amarillos dentro del tanque. Un colibrí de aspas vertiginosas pasa inmóvil entre las ramas. Dos chorros bajan por dos caños grises: uno, para renovar el agua del tanque, al otro llega el agua residual del riego del gran jardín que no se ve desde el tanque y donde hay una huerta, aguaribays, sauces, gomeros, robles, paraísos y otros vegetales. La perspectiva abrupta de la hondonada se amortigua por inmensas hectáreas ordenadas como campos de golf, aunque aquí y allá hay arbustos, yuyos, perros y caballos. Aquí no llegan los ruidos de la ciudad y el aire huele a pescado y a barro del Uruguay siempre presente. No se trata de una escena bucólica sino de una ventana para mirar el mundo. TODAS LAS PALABRAS PARA DECIR ROCA, Gary SnyderTraducción de Bárbara Belloc Siwashing It Out Once in Suislaw Forest I slept under rhododendron All night blossoms fell Shivering on a sheet of cardboard Feet stuck in my pack Hands deep in my pockets Barely able to sleep. I remembered when we were in school Sleeping together in a big warm bed We were the youngest lovers When we broke up we were still nineteen Now our friends are married You teach school back east I dont mind living this way Green hills the long blue beach But sometimes sleeping in the open I think back when I had you. Desaprendiendo la lección una vez en el bosque de Suislaw Dormí bajo rododendros toda la noche llovieron capullos temblando sobre una plancha de cartón los pies contra la mochila las manos hundidas en los bolsillos pudiendo apenas conciliar el sueño. Recordé cuando íbamos al colegio cómo dormíamos juntos en una cama grande y tibia éramos los más jóvenes amantes cuando rompimos teníamos aún diecinueve años y ahora nuestros amigos están casados vos sos maestra de escuela en la costa este a mí no me importa vivir así verdes colinas la larga playa azul pero a veces durmiendo a la intemperie me acuerdo de cuando te tenía. TRANSFORMACIONES, Julia SarachuAutoconsistencia Soy cauta, No pronuncio una palabra Si antes no explota en mi garganta. Porque pienso, Cada transformación Inmoviliza el universo. Yo misma soy una estrella congelada que viaja del centro a las aristas y sólo al profundizar en su centro se libera. No quiero servidumbres encubiertas ni palabras que debilitan ni poderes que se deshacen como bosta seca. Porque cuando Prometeo le dio el rayo a los hombres, la víbora perdió su veneno y aquellos su Pan. Voy a ver qué se mueve bajo el agua del río y la tintura del álamo que sangra. El primer peinado Leyendecker En el principio la suspicacia dio nombre a los seres. Después, en la perfecta conjetura del presente perdimos el don del impedimento y alzamos este muro en el que hoy se agolpan las más feroces banalidades. Desde entonces una consumada incapacidad comenzó a destinar nuestros mejores trajes a minuciosos baños de inmersión, los mismos con los que presenciábamos colosales partidas de bochas con el único objetivo de ocultar nuestra verdadera tarea en las ciudades: la de acumular imágenes de asnos que empujan objetos de un lugar a otro. Fue ahí donde escuché decir: “El compás previsto por Von Schwedler se cerró”; entonces supe de inmediato que el único privilegio que arrastraría hacia la costa era el de la imposibilidad; pero no precisamente la suprema, más bien la de perfil torpe y operativa en el desdén. Por eso, aunque me entretenga observando desde un periscopio de juguete el resplandor de un horizonte artificial, debo disculparme y decirte en lengua muerta: vete; no tengo más hielo para ti. Y vendrán muchos más! dejá tus comentarios, mandá mailes, buscanos en las ferias, los eventos culturales y recitales de poesía. Envios a domicilio sin cargo!(valido en bahia blanca) | |||